Ropa y accesorios

El traje tradicional típico de mujer utilizado en China se llama qipao o qipaor. De él deriva otra vestimenta muy popular conocida como chenongsam, un atuendo muy parecido a la vestimenta típica tibetana y vietnamita.

El uso del qipao se remonta a la Dinastía Qing (1644), cuando los manchúes comenzaron a utilizar una especie de vestido unisex, recto y de una sola pieza, al que le dieron el nombre de qipao, que significa vestido de la bandera literalmente. Esto se debe a que los manchúes trajeron el sistema de división administrativa según banderas.

Al principio, el qipao femenino era bastante holgado y ocultaba prácticamente todo el cuerpo, pero a partir de 1990 se fue diseñando para adaptarse más al cuerpo, de manera que se hizo más esbelto y ajustado. Dado que este nuevo diseño destacaba la figura femenina, se convirtió en el atuendo típico de la alta sociedad china.

Funerales

Existen numerosas diferencias entre las costumbres funerarias orientales y las occidentales. Así, durante la misa fúnebre, es tradición repartir monedas de chocolate a los asistentes como símbolo de prosperidad continua y como forma de consolarlos al mismo tiempo. Esta costumbre no responde a una creencia supersticiosa, sino que se realiza como forma de recordar que la muerte no es el punto final en la vida de las personas.

Para recordar el aniversario del fallecimiento, los familiares no adoran al difunto ni le dan de comer ni creen que no hacerlo vaya a atraer a la mala suerte. Lo que hacen los chinos es dejar frutas ante una foto del fallecido y encender velas. Para rezar por él o ella, se debe saludar previamente con tres inclinaciones de cabeza.

En cuanto al enterramiento, en China y otros países asiáticos existe la creencia de que, cuanto más alto se entierra a alguien, mejor será su siguiente vida y, por ello, se les entierra en ataúdes colgantes. Tradicionalmente, muchas familias tienen una colina propia en la que enterrar a sus antepasados. Estos ataúdes, como por ejemplo los que se encuentran en la montaña de Wuyi, se han convertido en toda una atracción turística.

 

Ponerle nombre a los hijos

Para los chinos, dar la bienvenida a un recién nacido es una experiencia única que no se vuelve a repetir. Y la forma que tienen los chinos de hacer esto está relacionada con el nombre que le dan a su hijo o hija. Todo ello está relacionado con el concepto de shenminwenhua, esto es, el misterio y las señales elementales.

Los padres chinos consideran que la hora y el día en que su hijo ha nacido son determinantes a la hora de ponerle nombre. Esto se debe a que cada hora y fecha se correlaciona con un elemento específico de la naturaleza, ya sea el fuego, el agua o la tierra. Por tanto, el nombre necesariamente deberá ir asociado al elemento correspondiente. Incluso, en caso de duda, muchos son los padres que recurren a un adivino para elegir nombre.

 

La mujer china

El tratamiento que ha recibido la mujer china ha ido evolucionando con el paso del tiempo, igual que ha sucedido en la mayoría de países desarrollados. En la antigüedad, no obstante, la mujer china ocupaba un lugar bajo y a menudo se le asignaban los trabajos más despreciables y agotadores. En efecto, la sociedad de la China antigua era altamente machista, tal y como demuestran proverbios como el que se cita a continuación: «Escucha a tu esposa, pero nunca creas lo que dice».

Aunque la mujer china ha sido discriminada a nivel general, este machismo se ha visto especialmente marcado en las zonas rurales del país, donde se las consideraba y hacía sentir inferiores y, en resumen, sumisas. Es por esto por lo que tradicionalmente las familias chinas prefieren concebir a un niño antes que a una niña.

No fue hasta 1992 cuando salió a relucir una ley determinante para salvaguardar los derechos fundamentales de las mujeres, esto es, los derechos básicos de todo ser humano. A través de esta ley, también se empezó a encauzar la mentalidad machista hacia una visión más moderna e igualitaria de la mujer.

 

A día de hoy, aunque todavía existen algunos focos donde queda mucho por hacer, la mujer china del siglo XXI dista mucho de lo que podía verse en el siglo anterior. Hoy la mujer puede participar en sectores políticos, culturales, educativos y familiares, y cuenta con un respaldo en cuanto a sus derechos y libertades.